La diversidad sexual sigue siendo criminalizada y reprimida en muchas partes del mundo. En países como Arabia Saudí, Brunei, Irán, Mauritania, Nigeria (en 12 estados del norte), Uganda y Yemen, las relaciones entre personas del mismo sexo pueden castigarse con la pena de muerte.

En otras naciones, como Afganistán, Emiratos Árabes Unidos, Pakistán, Qatar y Somalia, existe la posibilidad de que se imponga la pena capital, aunque la certeza jurídica al respecto es menos clara.

En África, la comunidad LGBTI enfrenta constantes abusos y discriminación en lugares como Camerún, Kenia, Senegal, Tanzania, Togo y Uganda. En Oriente Medio y el Norte de África, países como Bahréin, Egipto, Irán, Marruecos y Túnez detienen y encarcelan a personas LGBTI bajo cargos de «conducta inmoral».

En Asia, la hostilidad hacia la diversidad sexual se manifiesta en Indonesia y Malasia, donde las personas LGBTI sufren acoso, discriminación y violencia. En América, países como Argentina, El Salvador, Haití, Honduras, México, República Dominicana y Venezuela presentan altos índices de crímenes de odio, discriminación y persecución de activistas LGBTI. Brasil sigue siendo el país más peligroso del mundo para las personas trans, con 4,690 personas trans asesinadas en crímenes de odio entre 2008 y septiembre de 2023, según el Observatorio de Personas Trans Asesinadas de Transgender Europa.

En Europa del Este, países como Letonia, Lituania, Bulgaria, Croacia, Serbia, Hungría, Moldavia y Rusia vulneran frecuentemente los derechos de libertad de expresión y de reunión de las personas LGBTI. A pesar de que en algunas naciones la homosexualidad no es penalizada legalmente, la comunidad LGBTI sigue siendo víctima de discriminación diaria y crímenes de odio, impulsados por discursos homófobos, bífobos y tránsfobos provenientes de figuras políticas, religiosas y medios de comunicación.